Ley de la atracción - Dar para recibir

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En la mayoría de las religiones enseñan el concepto de dar para recibir. Y uno al aprenderlo de chico lo asimila en forma automática sin analizar su verdadero significado. Nos enseñan que si somos “buenos” dando a los necesitados, Dios nos retribuirá. Y esto es verdad sólo hasta cierto punto (actuando con la misma mentalidad con que dicho concepto nos fue enseñado).Y digo lo anterior porque hay que saber diferenciar entre “dar” porque sentimos que es una obligación “moral” al “dar” por una necesidad “espiritual”.

Para la mayoría a primera impresión, no parecería que hubiera diferencia entre una actitud moral o un sentimiento espiritual, sin embargo veremos como si bien su aplicación es idéntica, su motivación es completamente opuesta.Como dije anteriormente, desde chicos nos enseñaron que debíamos dar, pero no tanto porque esto nos hacía buenos, sino para no ser malos.

Es decir se nos brindaba una enseñanza más pensando en el castigo que podríamos recibir, que por la bondad que debía nacer naturalmente de cada uno de nosotros.Por otro lado están los que realizan donaciones gritándolo a los cuatro vientos, no porque les importe un bledo el semejante, sino porque es parte del estatus que logran al dar a publicidad dicho acto y no hablo necesariamente con dar algo material, conozco personas (sólo me refiero a una minoría por supuesto) que van a grupos religiosos (incluso de distintos credos) a brindar “ayuda” y por otro lado en el trabajo si les dan la oportunidad te clavan el cuchillo por la espalda.Es decir, vemos que la mayoría aplica el concepto de dar para recibir en forma equivocada:
Unos por estatus y otros por el temor hacia Dios.Sin embargo la forma que implica su correcta aplicación tiene que ver con la “emoción” que uno inyecte a dicha acción de dar.

Como ustedes verán lo que estoy diciendo es el común denominador en toda la Ley de la Atracción: “la emoción” con que realicemos, deseemos y procuremos cada una de nuestras metas y objetivos.

Ahora ustedes dirán qué diferencia hay en dar con emoción (la forma correcta) y por status o temor a Dios.Pues la diferencia se encuentra en el beneficio que obtendremos. Ya que en la medida que nuestro objetivo sea ayudar al otro sin ver que dirán los otros (incluido Dios) estaremos comportándonos por bondad y no por un interés específico. Y esto nos traerá como consecuencia una “reacción positiva” a la “acción benéfica” que acabamos de realizar.

La gran enfermedad del siglo xxI, la depresión

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La crisis económica y los problemas emocionales provocan un gran número de personas en gabinétes psicológicos españoles. Los expertos creen que la enfermedad más prevalente en 2020 será la depresión.

Falta de motivación, apatía, tristeza, falta de deseo sexual son algunos de los síntomas de esta enfermedad que afectan severamente al 8 % de los españoles. Para reconocer que es una depresión

hay un conjunto de síntomas para reconocerlo:

1- Humor depresivo (sentimiento de tristeza)

2- Falta de interés (incluso en actividades que antes disfrutaba)

3- Sentimientos de inutilidad, de falta de valor

4- Falta de concentración

5- Pensamientos de muerte.

Estos son los cinco síntomas que evidencian una depresión que debe ser tratada como una enfermedad mental por un especialista, no por el médico de la familia.

Las causas se centra en las diversas experiencias estresantes que estamos viviendo en el siglo XXI, especialmente, a la complejidad de hacer afrontar las pérdidas que sufre no sólo en el ámbito económico sino también en el afectivo. Si bien es una enfermedad que no distingue entre clases altas y bajas, pues según diversos estudios, el hecho de tener dinero no garantiza que no se pueda padecer depresión.

Afortunadamente en la actualidad existen numeros recursos como los programas terapéuticos, la existencia de fármacos más eficaces y la atención psicológica que permiten reducir estos problemas y dan los instrumentos para prevenir futuras depresiones y afrontar el día a día con calma y sabiduría.